Era un partido importante para ambos y así se jugó, apostando cada uno por sus mejores atributos y con estilos de juego bien diferenciados. Con estos mimbres salió lo que puede catalogase como un buen partido de rugby.
La primera mitad resultó igualada porque Francia, que sigue sin ganar en lo que va del torneo, salió a jugarle de igual a igual a una Inglaterra que a estas alturas, con tres triunfos en igual cantidad de partidos, es una candidata muy firme a la corona.
Por ello, el juego fue entretenido y variado porque si bien Inglaterra apostó en primer lugar por la defensa, también lo hizo por el contra-ataque aprovechándose de las constantes idas de los visitantes. Así, tras intercambiar Farrel y Parra algunos golpes, llegó una gran carrera de Fofana que le dio el primer ensayo al partido y una leve ventaja, 10 a 9, a los galos a la hora de irse al descanso.
Inglaterra no se desesperó, es más, mantuvo a su agresiva defensa como principal herramienta para conseguir la pelota y poco a poco, una vez iniciada la segunda parte, comenzó a encontrar sus espacios. Además los cambios introducidos por Lancaster al campo no sólo dieron aire sino que sumaron en juego.
Francia no tuvo a lo largo de los segundos cuarenta minutos el control de pelota que había mostrado en la parte inicial y poco a poco comenzó a desorganizarse defensivamente también, circunstancia que Inglaterra no perdonó.
Así se llegó al ensayo que Manu Tuilagui anotó y que resultó el punto de ruptura en el partido ya que Francia jamás pudo sobreponerse, dividiendo la pelota y concediendo infracciones en zonas donde no se debe y que con un Flood certero terminaron de decorar el resultado.
Inglaterra sigue adelante, con un calendario relativamente benevolo y con, cada vez más, posibilidades de hacerse con el ansiado Grand Slam.
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