En un campo en mal estado, sin hierba en varias zonas del terreno, la batalla en el primer tiempo se caracterizó por el empuje de los locales, con más posesión, velocidad y precisión en el pase · Decidió O' Gara.
La selección irlandesa de rugby dio un paso de gigante para adjudicarse, por primera vez en 60 años, el Grand Slam del torneo Seis Naciones tras derrotar en Edimburgo a una combativa Escocia por 15-22.
Era el penúltimo escollo para el XV del Trébol, que regresa a una Irlanda teñida de verde por las festividades de su patrón, San Patricio, al que llenarán de velas esta semana de cara al decisivo encuentro contra a Gales el próximo sábado en Cardiff.
Fe no le falta a este equipo al que guían O'Gara, O'Connell, O'Driscoll y, hoy, otro ilustre veterano, el medio melé Peter Stringer, designado hombre del partido y sorpresa en la alineación inicial del técnico irlandés, Declan Kidney, desde hoy San Declan.
En un campo en mal estado, sin hierba en varias zonas del terreno, la batalla en el primer tiempo se caracterizó por el empuje de los locales, con más posesión, velocidad y precisión en el pase.
Escocia ejercía presión y llevaba el juego hasta los dominios de Irlanda, que sufría problemas en las melés y concedía penaltis en errores poco frecuentes en esta última versión del XV del Trébol.
El veterano Paterson, quien sustituía a Hugo Southwell en la posición de zaguero, no falló los tres golpes de castigo de los que dispuso, todos en posiciones complicadas.
El XV del Cardo a punto estuvo de anotar sendos ensayos al comienzo y final de esta mitad gracias a dos internadas velocísimas de Danielli y Godman que fueron neutralizadas, in extremis, por los placajes de Fizgerald y O'Driscoll.
Cuando los visitantes atacaban tampoco hacían daño, porque las carreras demasiado directas de la primera línea verde siempre se encontraban con la oposición del "pack" local, el campo se achicaba para Irlanda y el oval no llegaba a sus alas.
Sólo en una ocasión Irlanda se pareció al equipo que marcha invicto en el torneo con un ataque de libro, agotando fases, mejorando la retención y consiguiendo un penalti que transformó O'Gara, quien se convirtió con esos tres puntos en el máximo anotador histórico del campeonato, superando al inglés Wilkinson.
Con las defensas dominando la estrategia de los entrenadores y los pateadores erigidos en únicos anotadores, se intuía la importancia para el devenir del partido del primer ensayo.
Y cayó del lado irlandés gracias a una gran jugada de Stringer, que agradecía esta semana la "segunda oportunidad" que se le brindaba al volver a la titularidad después de muchos meses en el banquillo.
El diminuto medio melé de Munster se hizo invisible para la defensa escocesa, rompió espectacularmente por el centro y sirvió un ensayo en bandeja para Jamie Heaslip, que, no obstante, tuvo que ser revisado por el juez de vídeo por dudas sobre la colocación del oval.
Cuando mejor jugaba Irlanda, su entrenador, Declan Kidney decidió introducir a O'Leary para apuntalar la defensa y asegurar el resultado por Stringer, clave hasta entonces para mantener la posesión y la fluidez en el juego, lo que permitía incorporaciones de la tercera línea.
El técnico acertó y, aunque Irlanda sólo sumó tres puntos más tras un golpe de castigo de O'Gara, Escocia se frenó en seco.
Ahora espera Gales, que debe ganar por 30 puntos en el Estadio del Milenio para adjudicarse el torneo, eso sí, sin Grand Slam, que este año, si San Patricio pone algo de su parte, pertenece al XV del Trébol.
La selección irlandesa de rugby dio un paso de gigante para adjudicarse, por primera vez en 60 años, el Grand Slam del torneo Seis Naciones tras derrotar en Edimburgo a una combativa Escocia por 15-22.
Era el penúltimo escollo para el XV del Trébol, que regresa a una Irlanda teñida de verde por las festividades de su patrón, San Patricio, al que llenarán de velas esta semana de cara al decisivo encuentro contra a Gales el próximo sábado en Cardiff.
Fe no le falta a este equipo al que guían O'Gara, O'Connell, O'Driscoll y, hoy, otro ilustre veterano, el medio melé Peter Stringer, designado hombre del partido y sorpresa en la alineación inicial del técnico irlandés, Declan Kidney, desde hoy San Declan.
En un campo en mal estado, sin hierba en varias zonas del terreno, la batalla en el primer tiempo se caracterizó por el empuje de los locales, con más posesión, velocidad y precisión en el pase.
Escocia ejercía presión y llevaba el juego hasta los dominios de Irlanda, que sufría problemas en las melés y concedía penaltis en errores poco frecuentes en esta última versión del XV del Trébol.
El veterano Paterson, quien sustituía a Hugo Southwell en la posición de zaguero, no falló los tres golpes de castigo de los que dispuso, todos en posiciones complicadas.
El XV del Cardo a punto estuvo de anotar sendos ensayos al comienzo y final de esta mitad gracias a dos internadas velocísimas de Danielli y Godman que fueron neutralizadas, in extremis, por los placajes de Fizgerald y O'Driscoll.
Cuando los visitantes atacaban tampoco hacían daño, porque las carreras demasiado directas de la primera línea verde siempre se encontraban con la oposición del "pack" local, el campo se achicaba para Irlanda y el oval no llegaba a sus alas.
Sólo en una ocasión Irlanda se pareció al equipo que marcha invicto en el torneo con un ataque de libro, agotando fases, mejorando la retención y consiguiendo un penalti que transformó O'Gara, quien se convirtió con esos tres puntos en el máximo anotador histórico del campeonato, superando al inglés Wilkinson.
Con las defensas dominando la estrategia de los entrenadores y los pateadores erigidos en únicos anotadores, se intuía la importancia para el devenir del partido del primer ensayo.
Y cayó del lado irlandés gracias a una gran jugada de Stringer, que agradecía esta semana la "segunda oportunidad" que se le brindaba al volver a la titularidad después de muchos meses en el banquillo.
El diminuto medio melé de Munster se hizo invisible para la defensa escocesa, rompió espectacularmente por el centro y sirvió un ensayo en bandeja para Jamie Heaslip, que, no obstante, tuvo que ser revisado por el juez de vídeo por dudas sobre la colocación del oval.
Cuando mejor jugaba Irlanda, su entrenador, Declan Kidney decidió introducir a O'Leary para apuntalar la defensa y asegurar el resultado por Stringer, clave hasta entonces para mantener la posesión y la fluidez en el juego, lo que permitía incorporaciones de la tercera línea.
El técnico acertó y, aunque Irlanda sólo sumó tres puntos más tras un golpe de castigo de O'Gara, Escocia se frenó en seco.
Ahora espera Gales, que debe ganar por 30 puntos en el Estadio del Milenio para adjudicarse el torneo, eso sí, sin Grand Slam, que este año, si San Patricio pone algo de su parte, pertenece al XV del Trébol.
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