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martes, 25 de agosto de 2009

Tom Williams, el tramposo









El jugador de los Harlequins, quien fingió tener sangre en la boca mordiendo una cápsula de tinta roja, será apartado del rugby por un año


Antes se coge al mentiroso que al cojo. De este dicho popular se debieron de acordar el jugador de rugby de los Harlequins, Tom Williams, y su entrenador, Dean Richards, cuando una cámara de Sky Sports filmó lo que no se esperaban. El deportista, por decisión del técnico y aprovechando que el árbitro había parado la jugada, se metió una cápsula de tinta roja en la boca con el fin de simular que sangraba. Las imágenes de lo sucedido, inéditas para el espectador hasta el momento, no se pudieron apreciar en directo, pero el The Sunday Times las ha hecho públicas este pasado domingo.

A falta de cinco minutos para la conclusión de los cuartos de final de la Heineken Cup de abril, los 'Quins' perdían por 5-6 contra el Leinster. La posesión era para los de Dean Richards y había que puntuar como fuera. Estaba en juego el pase a la semifinal del torneo. La jugada era clara: con un 'drop' pasarían de ronda. Pero se encontraron con un problema: No había ningún 'chutador' sobre el terreno de juego y arriesgarse a que cualquier otro pateara el 'melón' era arriesgarse demasiado. Algo había que hacer. De pronto, uno de sus jugadores, Tom Williams, comenzó a sangrar de la boca. Se había comido una cápsula de tinta roja. El arbitro paró el partido y se acercó hacia el 'lesionado'. Según el reglamento, un jugador podrá ser sustituido, aunque todos los cambios se hayan realizado, siempre y cuando esté sangrando de cualquier sitio del cuello hacia arriba. Aprovechándose de esto, Dean Richards realizó un cambio e incorporó a un pateador al partido. La jugada era perfecta, nadie se daría cuenta. Pero ahí estaba la cámara de Sky Sports para grabarlo todo.

Han pasado ya cuatro meses desde lo ocurrido y ya hay castigo para los tramposos. El deportista no podrá ejercer como tal durante un año, el 'fisio' del equipo, Steph Brennan, quien ha tenido que pedir disculpas en público a su propia profesión, será apartado dos años y el entrenador ha sido inhabilitado por un periodo de tres años. Una pena, ya que este último sonaba con fuerza como futuro preparador de la selección inglesa de rugby. Por si esto fuera poco, el club deberá pagar una multa de 250.000 euros por todas las trampas realizadas durante el partido. Además, las artimañas no les sirvieron de nada y el Leinster pasó de ronda, adjudicándose, además, el torneo.

Fuente: El Correo

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