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martes, 4 de agosto de 2020

Agur Kike

Tío Kike, con gorra, en la última fase de ascenso a DHB
con él parte de su familia y del Kirrinka
El pasado viernes, fue un día triste para el rugby en Álava. La familia del rugby alavés, daba su último adiós a uno de sus mejores representantes.

Luís Enrique Gonzalo - Bilbao Fernández, "Tío Kike", fue ante todo una gran persona. Amigo fiel de sus amigos y siempre mirando por los más jóvenes, fue mentor y guía de los primeros años de rugby de toda una generación en aquel primigenio Urgatzi en el que algunos de nosotros nos iniciamos en esta religión de la ovalada.

Kirrinka 5000 con Tío Kike (con la camiseta del Agurain),
Vara y Larry
Tío Kike, que así le llamábamos todos, no solo sus sobrinos, fue ejemplo de hombre de rugby toda su vida. Trabajador, honesto y formal, dedicó mucho tiempo y esfuerzo a atender a los mas jóvenes y desde su modestia, hacer de la vida de todos los que nos cruzamos con él un lugar mejor.

Amigo intimo de Xabier Iñigo, se inició en el rugby en el Agurain al que acudía a animar con la socarrona elegancia que siempre le caracterizó. Enseguida se calzó las botas y en el verano de 1979, mientras se gestaba el nacimiento del Kirrinka, se propuso sacar un equipo de chavales en el Urgatzi, club deportivo de la Ikastola Olabide. Un equipo de jóvenes rebeldes al que llamaba Kirrinka Bost Mila y a los que con su dedicación y esfuerzo, inculcó los valores de este deporte.

De su mano y de la de Vara, Larry o "El Pelos" surgió una generación de jugadores a los que la vida dispersó, como solo ella sabe hacerlo, pero de los que, por lo menos un par, siguen jugando a los cincuenta y pico tacos de almanaque.

Entrañable foto familiar
En su despedida, atrasada por este maldito virus, sus familias, la de sangre y la del balón ovalado, le despidieron como solo se despide a una buena persona. Entre sonrisas adivinadas bajo los antifaces de papel y las lagrimas que, cada uno a su manera, surgieron en algún momento.

Un segundo de pura necesidad, permitió a los asistentes bajarse la mascarilla para que las dos familias, hermanadas en el adiós, pudieran inmortalizar ese mágico momento que el recuerdo de Tío Kike logró aunar. Su mujer, sus hijos y Olaia, su nieta, se unieron a un Kirrinka en pleno, a la Federación Alavesa y a distinguidos representantes de la historia del rugby en esta sentida despedida.

El pasado viernes, Kike nos reunió y, como había hecho tantas veces, consiguió que quedara para siempre una bonita foto familiar..

Goian Bego.


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